Alarmante la ejecución del Presupuesto General de la Nación (PGN) 2023, fue la más baja en 21 años, sin contar pandemia, dejando sin ejecutar más de 49,1 billones. Esto aunado a un crecimiento del PIB de solo 0,6%.
En el 2023 la ejecución de la inversión (obligados) fue la más baja en 17 años, con solo 71,3%, se dejaron de ejecutar 23,9 billones. Solo entró a la economía el 70,5% del total de pagos del PGN. La cifra más baja en una década, dado que en el 2012 fue de 68%.
El ritmo de ejecución del PGN en el 2024 va lento, con solo 10,3%, febrero se convierte como el más bajo de la última década, en el 2013 fue de 9,9%. La inversión solo registra 5,3%.
“Si miramos los promedios por sectores de ejecución para 2024, registran solo 8,1%, preocupan sectores como Ciencia, Deporte, Vivienda, Interior, Agricultura y Justicia, que en el 2023 quedaron rezagados”, dijo el senador conservador, Efraín Cepeda.
Una baja ejecución presupuestal de recursos públicos es una problemática que acarrea consecuencias perjudiciales para la sociedad y la administración del país en general. El senador resalta cuatro puntos:
Desperdicio de recursos: Los recursos de los contribuyentes que podrían haber sido invertido en infraestructura, servicios públicos, educación, salud y otros sectores importantes; han sido desperdiciados.
Retraso en el desarrollo: trae consigo retrasos e incluso cancelación de proyectos de desarrollo, lo cual afecta negativamente el crecimiento económico, la generación de empleo y la calidad de vida.
Ineficiencia en la administración pública: refleja una deficiente gestión de los recursos públicos.
Desconfianza en las instituciones: La percepción de que el gobierno no es capaz de ejecutar eficazmente su presupuesto puede erosionar la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas.
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