El huracán Helene ha dejado una estela de destrucción y luto en Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los ciclones más mortíferos de este siglo. Con un saldo de más de 130 fallecidos y cientos de desaparecidos, este fenómeno natural ha causado estragos en varios estados del sureste del país.

Carolina del Norte, especialmente la ciudad de Asheville, ha sido una de las zonas más afectadas. Los equipos de rescate continúan trabajando arduamente para encontrar a los desaparecidos y asistir a las comunidades devastadas. Las autoridades locales han informado de una situación crítica, con infraestructuras destruidas, viviendas inundadas y cortes de servicios básicos.

Por su parte, Carolina del Sur y Florida también han registrado un número significativo de víctimas mortales. En estos estados, las labores de limpieza y reconstrucción se han intensificado, pero aún queda un largo camino por recorrer para recuperar la normalidad.

El presidente Joe Biden ha declarado el estado de desastre mayor en varios estados afectados, lo que permitirá liberar fondos federales para ayudar a las comunidades a recuperarse de esta tragedia.