Un niño barranquillero estuvo a punto de perder la vida por la ingestión de fósforo blanco, componente de la pólvora. El caso, que inicialmente se confundió con una intoxicación alimentaria, revela los peligros ocultos de estos elementos explosivos y la importancia de la atención médica inmediata en caso de exposición.

El doctor Agustín Guerrero, toxicólogo, alertó sobre los riesgos de la pólvora, especialmente en niños. Explicó que la intoxicación por fósforo blanco presenta síntomas iniciales similares a una gastroenteritis, lo que puede llevar a un diagnóstico erróneo. Sin embargo, si no se trata a tiempo, la sustancia puede causar daño hepático severo, incluso la muerte.

«Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a cualquier síntoma de intoxicación en sus hijos, especialmente si han estado expuestos a la pólvora. Vómitos, dolor abdominal, ictericia y pérdida de apetito son señales de alarma que requieren atención médica inmediata», advirtió el especialista.

El caso del niño barranquillero sirve como un recordatorio de los peligros de la pólvora, incluso en pequeñas cantidades. A pesar de que el menor se encuentra recuperándose satisfactoriamente, su experiencia pone de manifiesto la necesidad de intensificar las campañas de prevención y concientización sobre los riesgos asociados al uso de estos elementos explosivos.

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Recomendaciones:

• Evitar el uso de pólvora: La mejor manera de prevenir accidentes es evitando por completo el uso de pólvora.
• Supervisar a los niños: Si los niños están expuestos a entornos donde se utiliza pólvora, deben ser supervisados constantemente por un adulto responsable.
• Buscar atención médica inmediata: Ante cualquier síntoma de intoxicación, los niños deben ser llevados de inmediato a un centro de salud.

El doctor Guerrero hizo un llamado a las autoridades y a la comunidad en general a redoblar esfuerzos para erradicar el uso de pólvora y garantizar la seguridad de los niños.