La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha encendido las alarmas sobre la inminente crisis sanitaria que enfrenta Líbano tras los recientes ataques israelíes. La combinación de un sistema de salud ya debilitado, un éxodo masivo de personal médico y el creciente número de desplazados internos ha generado las condiciones perfectas para la propagación de enfermedades infecciosas.

Según el experto de la OMS, Ian Clarke, el riesgo de brotes de enfermedades como la diarrea aguda, la hepatitis A y otras enfermedades prevenibles mediante vacunación es extremadamente alto. «La atención de emergencia y traumatología se ha vuelto cada vez más difícil de conseguir», advirtió Clarke, destacando la precaria situación del sistema de salud libanés.

La crisis humanitaria en Líbano se ha agravado por la presencia de millones de refugiados sirios y de otras nacionalidades. Con el 25% de su población total constituida por refugiados, el país se enfrenta a una carga adicional en sus servicios de salud, ya de por sí sobrepasados.

Ante esta situación, la OMS ha respondido suministrando material médico esencial, incluyendo insumos quirúrgicos y medicamentos para tratar enfermedades como el cólera y trastornos de salud mental. Sin embargo, los expertos advierten que se necesitan mayores esfuerzos a nivel internacional para evitar una catástrofe sanitaria.