La recurrencia de casos de violencia extrema protagonizados por adolescentes, incluyendo homicidios en riñas familiares, ha despertado una profunda preocupación sobre la salud mental y los factores sociales que influyen en la conducta juvenil. La reciente aprehensión de un joven de 14 años en un municipio del Atlántico por presuntamente asesinar a un familiar con arma blanca, se suma a otros incidentes recientes que involucran a menores de edad en actos delictivos.
Ante esta alarmante situación, la psicóloga clínica Luz Marina Locarno, con amplia experiencia en resolución de crisis, analizó los factores que predisponen a los menores de edad a la violencia. La experta señaló que la familia es el factor de influencia más importante, refiriéndose al hogar como la «cuna de la violencia».
Factores de Riesgo Identificados:
- Violencia y Desintegración Familiar: La exposición prolongada a conflictos internos, violencia intrafamiliar y la desintegración del núcleo familiar modifican estructuras cerebrales vitales para la toma de decisiones y la regulación emocional, como el lóbulo frontal, la amígdala y el hipocampo.
- Abandono y Falta de Supervisión: Locarno criticó la pérdida del rol de autoridad de los padres, quienes en ocasiones prefieren ser «amigos» o «llaves» de sus hijos en lugar de ejercer una disciplina y colocar límites. La falta de supervisión y la permisividad generan que los hijos crezcan sin consecuencias claras por las malas acciones.
- Ausencia Emocional de los Padres: Muchos padres y madres están entregados al trabajo o a la formación superior (maestrías, doctorados), dejando a los hijos sin la presencia emocional necesaria. La televisión, las redes sociales e internet se convierten en los «tutores» de estos jóvenes, intoxicando su mente.
- Antecedentes Parentales y Adicciones: La presencia de adicciones (alcoholismo, drogadicción) o enfermedades psiquiátricas en los padres influye negativamente en el desarrollo de la salud mental del menor.
- Baja Tolerancia a la Frustración y Déficit en Valores: La obligación de los padres de educar en valores, en la regulación moral y en la diferenciación entre el bien y el mal, se ve comprometida cuando los propios padres carecen de una estructura de valores sólida, son irresponsables o «tóxicos».
- Factores Socioeconómicos: La pobreza, la marginación y la falta de oportunidades educativas o laborales hacen que los jóvenes, especialmente aquellos con bajo rendimiento escolar o déficit cognitivo, sean vulnerables al reclutamiento por parte de pandillas y grupos al margen de la ley.
- Problemas de Salud Mental No Intervenidos: Los trastornos como el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH) no intervenidos profesionalmente aumentan la probabilidad de comportamientos antisociales. La experta criticó la «paupérrima» atención integral que ofrece el sistema de salud para estos casos, que a menudo derivan en adicciones y otras enfermedades psiquiátricas.
Luz Marina Locarno enfatizó que los padres deben dejar de culpar de manera simplista a las redes sociales o a internet, y asumir la responsabilidad de la crianza de sus hijos, formándolos con el ejemplo y la disciplina, y procurando una intervención profesional a tiempo para los problemas de salud mental.
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